03 diciembre 2006

Campaña a favor de la corrección ortográfica

La campaña a favor de la corrección ortográfica en los blogs, lanzada desde Eres lo que escribes, eres como escribes, recorre la blogosfera educativa en forma de artículos y adhesiones.
Las reflexiones de mis colegas en sus bitácoras así lo manifiestan y es tal su calidad que sólo puedo contribuir apoyando la difusión del eslogan y enlazando las diversas aportaciones al tema:

Viva la ortografía
Escribe sin faltas
Eres lo que escribes
Con el lenguaje hemos topado
Ortografía y expresión escrita en los blogs educativos
En torno al arte de escribir
También se incorporan a la campaña:
Faltas de ortografía, ¿para qué os quiero?
Por tus palabras te conocerán

Finalmente incluyo una pequeña referencia a uno de los pocos ejemplos, que yo sepa, en los que indirectamente se realiza una defensa de la transgresión de las más elementales normas de corrección de un escrito en favor de la adecuación del texto al destinatario y la eficacia comunicativa:

Marcel Pagnol, en su obra autobiográfica, Le Château de ma mère, cuenta que siendo adolescente, en una ocasión, recibió una carta de un chico, amigo de la infancia, con el que compartía juegos, aventuras y confidencias en el pueblo donde pasaba, junto a su familia, los largos periodos de las vacaciones escolares.
La carta de su amigo correspondía a la de un joven ignorante y prácticamente iletrado: sucia, arrugada, llena de faltas de ortografía y pobre e incorrecta en la expresión.
La respuesta no podía hacerse esperar y el niño Marcel -futuro miembro de la Academia francesa-, muy a su pesar, garabateó un trozo de papel, lo arrugó, introdujo cuantos borrones y tachaduras pudo y cometiendo deliberadamente faltas de ortografía y todo tipo de errores, introdujo el escrito en un sobre y envió la carta a su destinatario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena idea captar el pulso al tema, insertando los enlaces a otros blogs.

A propósito de la anécdota que citas, en mi entorno familiar circula esta otra:

Un amigo iletrado de mi padre le escribía cartas en las que tenía la delicadeza de incluir al final esta advertencia:
Antonio, aquí te dejo bes, uves, haches (letras que no escribía bien)...comas, puntos y más para que las pongas en su debido sitio.

Todo un gesto de humildad lingüística.

Anónimo dijo...

Pobres haches, condenadas a ser ignoradas eternamente... pobres tildes, volando sobre las palabras pasan siempre desadvertidas... pobres uves, confundidas siempre con otras letras tan distintas como las "bes", ¡Con lo que molesta que confundan tu nombre todo el tiempo...!
Pobres, sobretodo, los ignorantes que jamás se han molestado en tomar su respeto al diccionario de la lengua castellana..

Angus dijo...

Tienes razón, egoime, pobres signos ortográficos.
Me encanta tu imagen de las "tildes volando sobre las palabras". Nunca se me hubiera ocurrido.
Un saludo.