19 enero 2009

El viaje del elefante

Acabo de leer El viaje del elefante, la última novela de José Saramago.
No voy a hacer la reseña del libro puesto que otros lo han hecho antes que yo, por ejemplo Paolo Fava -genial- en el blog Papel en blanco.
Con menos fortuna, un artículo en El País sitúa la obra, de manera incomprensible, en el siglo XIX cuando, en realidad, la acción de la novela transcurre en el siglo XVI y así aparece explícitamente desde el principio:


[...] don juan, el tercero, rey de portugal y de los algarbes, y de doña catalina de austria, su esposa [...]


Hasta el final:

[...] exactamente en 1551.



Para acercarnos a los pormenores de las circunstancias de su creación nada mejor que recurrir al blog del propio autor, revisar el programa de televisión página 2, dedicado al Premio Nobel o incluso echar un vistazo a los distintos blogs que hablan del libro:




Es más, se pueden ver las imágenes del restaurante del hotel Elefant, en Salzburg, en el que surgió la idea de esta novela -o cuento, en palabras de Saramago-, por mera curiosidad.


Se trata de una obra coral o mejor, polifónica, es decir, en la novela no solo aparecen las voces de una serie de personajes de la época sino que el narrador les cede la palabra en el momento adecuado para que expresen sus opiniones, sus vivencias, su punto de vista o incluso sus sensaciones, a veces, también, permite al lector saber lo que callan. De esta forma se construye, en este periplo por la Europa del XVI, un itinerario en el que el narrador, desde una perspectiva más que omnisciente, comenta, opina, valora, se acerca, se distancia, compara y ofrece, en definitiva, una pluralidad de voces de individuos que representan, en su conjunto, al ser humano. Al de entonces y al de ahora.
El propio narrador que se denomina cronista de los acontecimientos comparte con el lector una certeza:

Como ya deberíamos saber, la representación más exacta, más precisa, del alma humana es el laberinto. En ella todo es posible.


Monarcas, archiduques, militares, párrocos, frailes, campesinos, señores, criados... en torno al hecho más insólito de sus vidas; presenciar el desfile de un elefante. Pero, por encima de todos, me quedo, como demanda el propio narrador:

[...] y el lector tendría todos los motivos para considerarse ampliamente compensado y reconocer el ingente esfuerzo informativo de nuestra redacción.



Leedlo, por favor.

7 comentarios:

Antonio dijo...

Mujer... si lo pides así...
Me lo apunto ya. Me gustó mucho el Ensayo sobre la ceguera, pero, como enamorado de la literatura, me quedo con El año de la muerte de Ricardo Reis.

Angus dijo...

Coincidimos en los gustos. El año de la muerte de Ricardo Reis fue mi primera lectura de Saramago y hasta ahora no he dejado de leerlo y admirarlo.
Que lo disfrutes.

Marian dijo...

Yo estoy en ello. Lo compré estas navidades para regalárselo a mi marido (y así, de paso, ya lo leía yo...). De momento, lo tiene él entre manos, qué menos que dejarle ese privilegio, je,je...

Angus dijo...

¡Eso es aprovechar un libro!
Ya verás como no te decepciona.

Lu dijo...

Uno más a la lista. Saramago, a mi parecer, es un autor desigual (que me perdone la osadía). Pero si lo recomiendas con tanto entusiasmo...

nora dibartolo dijo...

Saramago es un gran escritor. La forma de sus puntuaciones, los temas que elige. Obviamente no toda una producción puede ser genial Pero con Ensayo sobre la ceguera solamente la obra es colosal. A propósito, quisiera saber si a alguien no le hizo recordar la Guerra del cerdo

LIR dijo...

El caminar debe ser constante y seguro en la búsqueda del alma en el gran laberinto del cosmos. La riqueza radica en encontrarse el hombre a sí mismo y trascender.